Thursday 18 de April del 2024

Periodista de Reforma pasa una semana con AMLO, “no es fácil seguirle el paso” dice

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Una semana con #AMLO

Tres mítines diarios; tres discursos de 40 a 70 minutos, cada uno; una hora de saludos, abrazos, apretones de mano y “apachurrones”, y al menos cuatro horas de carretera al día. No es fácil seguirle el paso de campaña a Andrés Manuel López Obrador.

En tiempos de Facebook live y Periscope, el candidato de Morena decidió apostar nuevamente a la campaña de tierra, una estrategia despreciada por sus rivales, bajo el argumento de que hoy las campañas se ganan “por aire”, pero que a él le ha resultado.

Mientras los candidatos del PRI y del PAN privilegian los foros, las conferencias de prensa y las reuniones privadas, y reservan los mítines masivos sólo a capitales estatales, AMLO se propuso recorrer los 300 distritos en los que está dividido el territorio nacional en los 90 días que dura la campaña.

Sus eventos congregan entre 2 mil y 7 mil personas, y tienen una secuencia con pocas variantes: la gente es de ahí o se transporta desde comunidades cercanas, y llega al lugar una hora antes del mitin; se monta una infraestructura elemental: templete, bocinas y vallas de metal para crear un pasillo para que pase AMLO en medio de los asistentes; los candidatos locales abren el mitin con mensajes breves, como preámbulo del discurso del candidato presidencial; él, se toma su tiempo (“hablo pausado”, suele advertirle a la audiencia), y adapta su discurso a las características del lugar. Al terminar, sale por detrás del templete, aborda su camioneta y sale del lugar en medio de la muchedumbre que se abalanza a su paso.

AMLO se jacta de ser el único mexicano que conoce los 2 mil 400 municipios del país. En cada comunidad rememora alguna anécdota, alguna persona, alguna problemática. La gente recuerda que hace 12 o hace seis años también estuvo ahí, o en alguna comunidad cercana. En lo que va del siglo XXI, es el único político que ha recorrido la República de cabo a rabo.
En sus discursos, la gente está esperando las frases clásicas de sus spots (“no lo tiene ni Obama”, “frijol con gorgojo”, “chivos, gallinas, patos, puercos, cochinos, cerdos y marranos”), lo que crea una conexión entre él y quienes lo vieron en la televisión o lo oyeron en la radio.

Quizás por eso, con una tercera parte de los spots que tienen Meade y Anaya, López Obrador ha logrado una comunicación más efectiva.

A la campaña de a pie, Morena suma una estrategia de mercadotecnia sin gurús extranjeros ni ambiciosos despliegues tecnológicos. Sorprende ver lo rudimentario que es su “aparato de comunicación”: un chico o una chica de Regeneración TV, con un teléfono y un tripié, hace la transmisión del evento vía Facebook. Y millones de lopezobradoristas, la mayoría jóvenes que nacieron en ese ecosistema llamado redes sociales, multiplican el mensaje.

AMLO alimenta las redes con lo que ocurre en su recorrido nacional. Nutre la campaña con escenas y personajes no vistos en las campañas de sus adversarios: gente común y corriente, “pueblo”; personas de carne y hueso que vieron llegar al candidato a su comunidad, no zombies a los que acarrearon a una capital estatal para ver a un candidato al que no conocen.

Hasta ayer, López Obrador había visitado 27 estados y más de 120 municipios.

El sábado 12 de mayo, al final de una gira por Oaxaca, Andrés Manuel López Obrador dijo a sus simpatizantes que se sentía muy bien. Ante tres mil personas reunidas en la plaza principal de Tuxtepec, Oaxaca, cerca de las ocho de la noche, mencionó: “Tuve un problema con un infarto, hace ya unos años, pero ya estoy al cien. Así como me ven, estoy jugando todavía beisbol, y estoy bateando arriba de 300. Así que no se preocupen, estoy bien, muy bien”.

Ese discurso lo pronunció al final de una pesada jornada que inició a las 10 de la mañana en Miahautlán, en el otro extremo del estado. Al mediodía, había estado en Guelatao, en un mitin de maestros, y había recorrido más de 300 kilómetros de carretera en medio de la sierra.

Ese día, se detuvo al menos tres veces a saludar a espontáneos que salieron al paso de su convoy en las comunidades enclavadas en medio de curvas y pendientes.

Al día siguiente, domingo 13 de mayo, hizo un recorrido de 497 kilómetros en Veracruz, desde San Andrés Tuxtla hasta el Puerto, pasando por Cosamaloapan y Huatusco. Con un calor de más de 38 grados, el tabasqueño desahogó su agenda acostumbrada: tres mítines, tres discursos, tres recorridos en medio de gente que quiere abrazarlo, apretarle la mano, tomarse una selfie con él, entregarle un amuleto, darle una petición por escrito o pedirle una firma en uno de sus libros.

El lunes 14 voló a Tampico, y de ahí se trasladó por carretera para iniciar un recorrido por La Huasteca. Tuvo mítines en Huejutla, Hidalgo, y en tres municipios de San Luis Potosí (Tamazunchale, Ciudad Valles y Río Verde).

El martes por la tarde ya estaba en Guanajuato, para visitar San Luis de La Paz y San Miguel de Allende y, al día siguiente, continuó por Acámbaro, Salamanca y Celaya.

En Acámbaro, fue cuestionado sobre los rumores en torno a una supuesta enfermedad.

“Gozo de cabal salud”, dijo a las reporteras y reporteros que le siguen el paso, “ustedes me ven todos los días… ustedes díganme, cómo me ven”.

Esa misma noche viajó a la Ciudad de México, para asistir a una de esa reuniones que suelen ser el único evento en la agenda de sus contrincantes. Después se fue a Guerrero, para encabezar una concentración en San Marcos.

El viernes estuvo en Huajuapan de León y Tlaxiaco, Oaxaca, y este sábado recorre Jalisco.

A diferencia de Anaya y Meade, AMLO decidió no suspender su gira por el debate de este domingo en Tijuana. “Se prepara en el camino”, dicen sus colaboradores.

Lo suyo es la calle, la plaza, la gente… donde la lógica diría que están los votos.

A sus 64 años, AMLO es el único candidato que está recorriendo el país. Visita al médico y, como ha dicho él mismo, se echa su “coctel de chochos” que le han recetado.

“Estoy re bien”, reiteró el viernes, en Oaxaca, cuando se soltaron nuevos rumores sobre su estado físico.

Quien quiera probarlo podría subirse una semana a la gira de AMLO y tratar de seguirle el ritmo.

#Pásalo

Facebook reportero: https://www.facebook.com/ernesto.n.chaman

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