En 2012, funcionarios de diversas dependencias, civiles y militares, evaluaron la opción de compra de un nuevo avión presidencial, cuyo costo sería de 750 millones de dólares, que sustituiría a las aeronaves que utilizaba el Ejecutivo federal en ese momento, y en la reunión fue aprobada la transacción.
EL UNIVERSAL dio cuenta el 30 de julio de ese año que el gobierno de Felipe Calderón aprobó la compra de un nuevo avión para las giras internacionales del Presidente de la República, aeronave que costaría en pesos casi 10 mil millones.
Este martes, en su conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que cuando se compró el avión ningún periódico nada dijo.
“Es como lo del avión, compran el avión, usan el avión y ningún periódico dice nada, vayan a las hemerotecas y si lo encuentran algo sobre eso me lo traen, a ver si EL UNIVERSAL publicó algo cuando compararon el avión, una foto”, señaló el mandatario.
Contrario a lo que señala el jefe del Ejecutivo, esta casa editorial publicó en primera plana, como nota principal, el 30 de julio de 2012, que el gobierno compraría un Boeing 789-9, que remplazaría a los dos aviones que utilizaba el Presidente durante sus giras.
La decisión de la compra se tomó después de una “amplia reflexión” acerca de la tecnología y antigüedad de los aviones que en ese momento transportaban al Ejecutivo federal.
EL UNIVERSAL destacó que el avión sería utilizado para giras al extranjero y que sería entregado tres años después, es decir, en 2015, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
De acuerdo con la nota publicada, fuentes consultadas por este diario señalaron que se trataba de una decisión de Estado, porque la aeronave no sería empleada por Calderón, sino por su sucesor.
El aparato previsto, mencionó la nota de este diario, era un nuevo modelo del Boeing 787, del cual sólo había un prototipo hasta ese momento, por lo que será un avión único en el mundo y el gobierno mexicano se convertirá en su primer usuario, según las fuentes.
La inversión incluiría modificaciones al avión y la instalación de un sistema de seguridad.
Para la transacción se pensó en el arrendamiento financiero, el cual sería cubierto por el banco estatal Banobras.
La aeronave sería entregada en 2015, a mediados de la administración presidencial de Peña Nieto.
Así, desde diciembre de 2015, EL UNIVERSAL hizo seguimiento puntual del entonces llamado nuevo avión presidencial, un Boeing 787-8, y reportó que la aeronave realizaba pruebas de vuelo en el aeropuerto Dallas Lovefield, en Dallas, Texas, previo a ser entregado a la Presidencia de la República.
EL UNIVERSAL publicó que el Boeing 787 Dreamliner, que llevaría el nombre de José María Morelos y Pavón, sería entregado al Estado Mayor Presidencial tras concluir las pruebas a las que fue sometido en el aeropuerto Dallas Love Field.
El 15 de enero de 2016, la Presidencia de la República, ya con Peña Nieto como Jefe del Ejecutivo, informó que la entrega de la aeronave, adquirida por la administración de Calderón, estaba condicionada a la realización de las últimas pruebas y a la certificación del equipamiento interior por parte de la Federal Aviation Administration de los Estados Unidos (FAA).
Peña Nieto estrenó el nuevo avión presidencial el 10 de febrero de 2016 y EL UNIVERSAL informó también al respecto. Ese día, el entonces mandatario dijo que el José María Morelos y Pavón no era propiedad del Presidente de la República, sino del Estado Mexicano.
También respondió a la pregunta sobre si el avión presidencial era un “palacete” lleno de lujos: “Eso es parte de la información distorsionada que se ha difundido en torno al nuevo TP01”.
Destacó entonces que el avión se compró “en un proceso de ‘renovación natural’ de la flota aérea toda vez que los aviones y helicópteros tienen una vida útil”.
De acuerdo con el reporte técnico, el avión presidencial puede transportar hasta 80 pasajeros, cuenta con equipos en telecomunicaciones satelitales e internet, y tiene una vida útil de 25 años, por lo que concluiría su servicio en 2040.
