Friday 26 de April del 2024

El muro de los extraviados de la terminal de Toluca

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Sobrepuestas unas en otras, algunas con detalles de cómo fue la desaparición, pero la mayoría colocadas con la última esperanza para dar con su familiar, es como se ven la fotografías de mujeres, hombre, niños y adultos mayores que han desaparecido en el que se conoce como “el muro de los extraviados”, en la Terminal de Autobúeses de Toluca.

No es más que un pedazo de pizarrón que se colocó por parte de la administración de la terminal a manera de labor a la comunidad, sin embargo se ha vuelto un sitio que usan a diarios docenas de familias para colocar las fichas y fotos de sus seres queridos extraviados, en su mayoría víctimas de un delito.

“Vienen a diario, mamás, hermanos o hasta esposos de las personas, y piden permiso para pegar los papeles, no se les puede negar porque a veces vienen llorando y te cuentan qué les pasó”, relató Enrique, un joven guardia que trabaja desde hace un año en los accesos de la terminal.

Su trabajo, además de revisar mochilas y prevenir ilícitos, también es ayudar a colocar a diario las fotografías en el muro de los extraviados, de quienes llegan pidiendo ayuda.

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Un tapiz encima del otro, como si se tratara de anuncios de un baile popular pegado sobre postes, así asemejan las hojas tamaño carta en los dos muros de la terminal, sólo que en su lugar, acá entre lo grueso de los papeles, existe tragedia.

-¡Uy ya hay varias fotos que tienen años! Esas de ahí son viejas, -dice el guardia al señalar con su mano dos fotografías a blanco y negro de una mujer de 21 años y un pequeño de dos.

Entre el tapiz, también se alcanza a distinguir la ficha de Estephani, una joven de 23 años, originaria de San Lorenzo Acahualco, desaparecida hace dos meses y a quien su esposo la busca desde entonces.

Además se pueden leer los escasos datos del caso de Melisa, otra jovencita de 18 años, desaparecida apenas el 15 de octubre pasado.

Los muros no cuentan las historias breves de al menos 20 mujeres cada uno, en su mayoría de entre 15 y 25 años, que es la edad en que se vuelven víctimas perfectas del crimen organizado.

“Es fácil darse cuenta que pueden estar con los tratantes de personas” mencionó Enrique, quien a diario mira desfilar durante las noches a varias jovencitas que se prostituyen a las afueras de la terminal.

“Quizás en algunas de las fichas aparezcan las fotos de algunos que ya han sido hallados con bien, sin embargo pocas veces los familiares regresan para despegar los carteles”, mencionó el guardia.

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