Friday 26 de April del 2024

Javier Duarte enfurece

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Acababa de leer el desplegado de los rectores de las universidades públicas de la nación en su contra en una parte de la prensa defeña exigiendo el pago de los dos mil millones de pesos retenidos a la Universidad Veracruzana.
Pero, además, desde unos días anteriores su hígado amenazaba con reventar cuando fue informado de que la rectora de la UV, doctora Sara Ladrón de Guevara, estaba reunida en México con los senadores de la Comisión de Educación; pero también con los tres Yunes que más odia en la vida: Pepe Yunes Zorrilla. Héctor Yunes Landa. Y Fernando Yunes Márquez.
El desplegado lo puso al más alto nivel del coraje. Lo leyó y releyó, y más porque la punta del iceberg contestatario de los rectores era el siguiente: la advertencia a la rectora de la UV de que el duartismo entregaría el subsidio a la UV, primero, si había dinero, y segundo, y lo peor, de que ninguna obligación tenía el gobierno de Veracruz de tal financiamiento.
El autoritarismo duartiano prendió la mecha en el resto de las rectores de las universidades públicas de la nación. Entonces, uno a otro llamaron a Ladrón de Guevara solicitando detalles.
Desde luego eran solidarios con la UV. Pero más aún: miraban en la frase de Javier Duarte la mecha prendida para que otros gobernadores también adoptaran la misma postura.
Y se alertaron bajo un sólo eje rector: inconformarse.
El rector de la Universidad de Guadalajara, Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, honró su primer apellido y de inmediato comenzó la redacción del desplegado que luego turnó a otros rectores y llegó hasta la ANUIES.
Y es que Itzcóatl, el primer nombre del rector de Guadalajara, fue el cuarto tlatoani de los mexicas, sacerdote y reformador religioso que derrotó a los tepaneca y cuyo nombre significa serpiente armada de pedernales.
Además, su primer apellido es Bravo.
Por eso mismo, uno de los grandes líderes de los rectores de la nación.
Y es que, además, si en 1910 Porfirio Díaz Mori incendió el país disidente con la frase aquella de “¡Mátalos en caliente!”, ahora le correspondía a Javier Duarte, con su frase apocalíptica de que su gobierno ninguna obligación tenía de subsidiar a la UV, pues su autoritarismo podría reproducirse en otras latitudes.

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Fue entonces cuando Duarte emitió la orden partiendo de una falsa premisa: Si la SEFIPLAN adeuda dos mil millones de pesos a la UV (1,600 millones de recursos estatales y 400 millones de fondos federales, que se fregaron), entonces la UV adeudaba más de dos mil millones de pesos al Instituto de Pensiones por las cuotas obrero/patronales.
Y Armando Adriano Fabre, el director del IPE, fue enviado a la guerra sin fusil, sin armas, y armado con un rollo que al día siguiente le fue desmentido por la secretaría de Administración de la UV, Clementina Guerrero:
La UV, le dijo: ningún centavo adeuda al IPE.
Además, y si lo dudaran, le precisó, tenemos pruebas documentadas de que la UV ha pagado de manera puntual.
Por una sencilla razón: antes de entregar el subsidio, el gobierno de Veracruz le descuenta la cuota patronal.
La rectora, pues, sin rodeos ni medias tintas, honraba su palabra: “Ni me tiembla la mano ni se me quiebra la voz al encabezar esta lucha no violenta”.
Y lo estaba haciendo.
Para entonces, un montón de senadores de la república, desde priistas hasta de oposición, le habían llamado por teléfono para ponerse a sus órdenes.

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Incluso, el diputado local, Ricardo Ahued Bardahuil, había tocado los tambores de guerra llamando a una gran marcha, tipo Javier Barrios Sierra en el 68, para defender la dignidad de la máxima casa de estudios ante el autoritarismo duartiano.

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Era la víspera del V informe.
Javier Duarte había topado con pared ante la rectora de la UV.
Por eso luego del rafagueo del académico de la UV, Armando Adriano, tendió un puente con Sara Ladrón y le invitó, digamos, a fumar la pipa de la paz.
Dijo la rectora, fina, elegante y diplomática, sin que su mano izquierda conociera las travesuras de su mano derecha:
La UV ya no debe ningún centavo al IPE.
Y la foto del abrazo de Acatempan fue publicada. El góber y la rectora, sonriendo, con el riesgo, claro, de la puñalada trapera.
Al día siguiente, en el V informe, otra vez se darían el abracito y el apapacho y las buenas intenciones y las promesas.
Es más, al principio y al final de su mensaje político en el Velódromo, el góber se referiría en dos ocasiones a la rectora, y de paso le diría:
“No te dejaremos sola”.
Sola, no obstante, la he dejado, pues al momento ni un abonito ha dado a la UV.
Y si el góber piensa que con el chocholeo ya quedó bien con la rectora está equivocado.
Simple y llanamente, desconoce su integridad, sus ideas, sus ideales, su firmeza y su lucha.
Si de aquí a los días críticos de diciembre (fin de año, pago de aguinaldos, pago de estímulos académicos, etcétera), Duarte sigue con sus rollos, y la rectora ninguna posibilidad concreta y específica mira, nada fácil sería que tomara la palabra al diputado Ricardo Ahued y en el último mes de año, antes de irse de vacaciones, Sara Ladrón de Guevara encabezara la gran marcha por la UV.
Y, de paso, los rectores de las universidades públicas, con Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padila, al frente de la manifestación en Xalapa.
Y hasta los senadores.
Javier Duarte se pasó de tueste con la UV.

Fuente : http://elpinerodelacuenca.com.mx/

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