Friday 29 de March del 2024

Gula decembrina, pecado capital que puede enviarnos al hospital

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Los daños que sufre el cuerpo por el exceso de alimentos durante las fiestas navideñas son preocupantes, en especial cuando nos preparamos para engordar

La gula no es simplemente comer y beber en exceso o tener un apetito desordenado, según refiere la Real Academia de la Lengua. En diciembre, los mexicanos degustamos con singular alegría romeritos, pavo relleno, pierna al horno, lomo adobado, bacalao, shots de licor y una buena porción de postre, es decir, una avalancha de calorías que justificamos en honor a las fiestas navideñas, pero que dañan severamente órganos vitales y pueden obligar una visita urgente al médico.

Para conocer más sobre los riesgos de los que la iglesia católica considera “pecado capital”, Letra Roja conversó con Leticia Huerta Garay, especialista en nutrición quien explicó que se trata de un proceso en esencia  psicológico y emocional,  no tanto físico donde, aunque el cuerpo envía un mensaje de saciedad al cerebro para dejar de comer, es ignorado debido a la alegría que sentimos en los eventos sociales de fin de año.

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Listos para ser gordos

Previo a las época navideña, es común escuchar o leer chistes sobre los kilos de más que se ganan durante esta temporada, en la que abundan deliciosos platillos. Y es que aunque a la mayoría le divierte la situación o la justifican en aras de una nueva dieta en Año Nuevo, Huerta advierte que nos preparamos psicológicamente para engordar en vez de alistar únicamente el festejo con los seres queridos.

“Se programan durante tres o cuatro meses antes para subir de peso, saben que en esta época van a comer de más, entonces es una programación física y emocional, aunque en enero comienzan con los remordimientos”, indicó la nutrióloga, quien además alertó que la gula se genera en parte gracias a los malos hábitos alimenticios inculcados desde niños, en especial esa regla en la que el pequeño no puede abandonar la mesa hasta terminar su plato, sin importar que estuviera satisfecho.

La especialista recordó que la gula, está también relacionada de forma directa con alimentos dulces: “todavía de que ya le entraron con ganas a la carne, al pollo y a todo, luego se comen dos o tres postres, pero luego se sienten tan pesados que ya están buscando el digestivo”. Por lo que recomendó compartir postre entre todos, o simplemente limitarse a probarlo, por muy difícil que parezca.

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Del gozo al pozo

Entre fiestas de fin de año, posadas, Noche Buena y Año Nuevo, los mexicanos vivimos diciembre sin control. Desafortunadamente, los alcances de la gula no se limitan a prepararse para engordar, pues las comilonas pueden dañar muchos órganos como páncreas, hígado, estómago y riñones.

“Es muy agresivo que durante un mes, y sobre todo fines de semana o días de eventos, estemos ingiriendo hasta un 50 por ciento más de las calorías que se deben de consumir”, comentó la también directora de la clínica que lleva su nombre. En muchos casos, se trata de calorías huecas como alcohol, azúcares, y grasa, mismos que fuerzan a los órganos y pueden provocar inflamaciones, por decir lo menos, aunque algunos corren peor suerte.

“En los hospitales a principio de año, comienzan a ingresar pacientes descompensados, principalmente diabéticos con niveles de azúcar muy elevados, otros incluso con pancreatitis”, abundó Huerta Garay en referencia a la enfermedad derivada del exceso de alimentos y alcohol, aunque señaló que también arriban hipertensos con crisis hipertensivas o infartados.

Según expuso, además de las constantes bacanales en las que participa en ciudadano promedio, otra razón de que haya tanto enfermo a principios de año, es que si bien toman sus medicamentos, dejan de hacer ejercicio, baja el consumo de agua y se desvelan, con lo que se genera una descompensación a nivel metabólico.


Preparar al cuerpo

Otro de los motivos observado por la también especialista en cambio de hábitos y control de peso, que propician la gula es definitivamente la soltura económica presente en diciembre gracias a los aguinaldos y las cajas de ahorro, aunque lo ideal sería planificar la economía y alimentación de forma consciente.

“Sabemos que en esta época se come más, pero debemos aprender a compensar”, señaló, por lo que aconseja cuidar las raciones de alimentos los días de fiesta: hacer desayuno y comida altos en fibra, ingerir más ensaladas, evitar las grasas y los ayunos prolongados, a fin de que no se genere un desajuste calórico a lo largo del día.

Para ayudar al cuerpo durante esta época, Huerta también considera indispensable el ejercicio, al menos media hora y si se puede todos los días de vacaciones, máxime cuando entre semana el trabajo no da muchas opciones para la actividad física. No menos importante en estos casos, resulta el consumo de agua, pues ayuda a eliminar lo retenido por el organismo, principalmente sodio presente en casi todos los platillos.

En caso de que la planeación haya pasado de largo, la opción es compensar los días siguientes. “Por ejemplo si el 24 cenamos mucho, el 25 hacer un desayuno ligero, a lo mejor un plato de fruta con mucha fibra como papaya, fresa, manzana con yogurt natural  o cottagge (…) comer una ensalada antes de volver a comer el recalentado”, arguyó.

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Cuidado al empinar el codo

Como su definición lo sugiere, la gula no sólo hace referencia a la comida, sino también al exceso en el consumo de alcohol, presente en México gracias a peligrosas tradiciones como el maratón Guadalupe-Reyes. Ante esta situación, el consejo de la nutrióloga es tomar de forma inteligente, “buscar que sea la bebida menos azucarada, como vino tinto, vino blanco seco, una copa de champaña, cognac, o un tequila sin refresco”, puesto que tragos como el Martini u otros cocteles “son malísimos, igual que los digestivos como anís o Bailey’s porque es muchísima azúcar”.

En concreto, no hay por qué resistirse a los placeres decembrinos, sino comer y disfrutarlo. La misma especialista aceptó que dentro de su gremio, “comemos de todo, pero muy conscientes, medidos y controlados. Se trata de comer y beber con responsabilidad, respetar cuando el cuerpo te dice que pares”, de lo contrario, puede que en enero muchos esperen ser atendidos en el área de urgencias de una clínica, mientras los demás se preparan para degustar la Rosca de Reyes.

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