Friday 19 de April del 2024

Cazarrecompensas, sin presencia en México

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Implementar en México (un programa de recompensas) es difícil porque para eso se debe contar con toda una estructura de protección de informantes

Se trata de uno de los oficios más riesgosos de los que se tenga registro. Patrocinado por gobiernos que ponen en manos de civiles la responsabilidad de hacer llegar la justicia a quien quebranta la ley, el del cazarrecompensas es un negocio que pone en peligro la integridad de quien vive de ello.

La sofisticación de los grandes criminales que se encuentran en las listas de los más buscados, cabezas por las cuales se llegan a ofrecer cantidades enormes de dinero, han estropeado la rentabilidad de la actividad. El aumento considerable en la dificultad de atrapar a un criminal actual ha ido sepultando un giro que alguna vez funcionó, cuya principal premisa parece poner precio a la libertad de las personas.

Las grandes corporaciones policiacas también le han arrebatado el protagonismo que antiguamente presumía un gremio mercenario que ha quedado imposibilitado para las grandes misiones que recompensan económicamente, lo que explica el adelgazamiento en las filas de los ‘vengadores’ anónimos.

 Pero las recompensas no solo se otorgan por hacer o ayudar a hacer caer a algún delincuente. También existen las remuneraciones para dar con el paradero de algún desaparecido, cuya situación jurídica o política requiera de mayores esfuerzos para su ubicación.

Entrega de recompensas sin resultados en todo el sexenio

En México, los cazarrecompensas son por demás escasos. Esto, gracias a la prácticamente nula eficacia en cuanto a la entrega de incentivos por parte de la Procuraduría General de la República, que en el sexenio de Felipe Calderón entregó 8 recompensas o gratificaciones ofrecidas.

De acuerdo con datos oficiales, solo una recompensa ha sido entregada desde que Enrique Peña Nieto asumió la presidencia del país.

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El monto máximo que ha sido entregado es de 30 millones de pesos y se autorizó a una persona cuyo testimonio ayudó a la detención de un importante jefe del narcotráfico mexicano, sin embargo, este pago se realizó en febrero de 2011.

Gracias a la utilidad que se ha dado a este esquema en otros países, en uno tan violento y tan repleto de criminales peligrosos como lo es México, se ha intentado dar relevancia a la figura del cazarrecompensas.

En 2013, el asambleísta del PRI, Tonatiuh González propuso la creación de un modelo que permita e incentive a cualquier civil a dar información que permita la localización de alguna persona en el país, sin embargo, la petición se redujo simplemente a eso. La medida nunca fructificó.

Actualmente, en la página recompensas.gob.mx aparecen en el listado, los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, desaparecidos en Iguala hace casi dos años y por quienes se ofrece individualmente un millón y medio de pesos a quien ayude a dar con su paradero.

Asimismo, aparecen grandes capos de la mafia mexicana como Ismael el “Mayo” Zambada, alto dirigente del cártel de Sinaloa y quien presume tener lazos familiares con Joaquín el “Chapo” Guzmán. Por el compadre del líder absoluto del cártel se ofrecen 30 millones de pesos como recompensa.

De la misma manera, en el listado aparece el nombre y la fotografía de Juan José Esparragoza Moreno, alias “El azul”, otro hombre cercano Guzmán Loera, pieza clave en las negociaciones de su organización delictiva y por quien también se ofrecen 30 millones de pesos de recompensa.

Por otro lado, luego de la muerte de Osama Bin Laden, mientras lideraba la lista de los más buscados por parte de las máximas agencias de seguridad a nivel mundial, la PGR ofreció por el citado “Chapo” Guzmán la cantidad de 60 millones de pesos a quien ayudara a dar con su paradero, siendo la cantidad máxima ofrecida por el gobierno mexicano por la cabeza de una sola persona.

Erika Guevara, experta en seguridad dijo a Letra Roja que en un estado que no muestra preocupación por las profundas  crisis de seguridad y corrupción que imperan en México, resulta imposible la implementación de un programa eficaz de entrega de recompensas, además de que podría suponer múltiples venganzas del crimen organizado.

“No creo que se pueda implementar en México (un programa de recompensas) porque para eso se debe contar con toda una estructura de protección de informantes, entre otras cosas y eso es algo con lo que la seguridad mexicana no cuenta”, aseguró la entrevistada.

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