Después de ser aprobada en comisiones la Guardia Nacional, AMLO afirmó en su conferencia matutina que “muchos, con todo respeto de los que ahora se oponen a que exista la Guardia Nacional, se quedaron callados, nunca denunciaron las masacres que se cometían”. Como suele ser con las declaraciones del ahora presidente, es poco clara. ¿Quiénes en concreto se oponen y antes callaron? Debe ser responsable de sus declaraciones, es un jefe de Estado.

La oposición más visible a la Guardia Nacional es la de colectivos de víctimas, activistas, defensoras y defensores de derechos humanos, organizaciones de sociedad civil nacionales y extranjeras, organismos nacionales e internacionales, así como de academia, periodistas y columnistas. Trataré de dotar de contenido a la palabra “muchos” a la que hace referencia el presidente.

Evidentemente no puede ser que se refiera a las víctimas. Por años y años se han movilizado tratando de obtener verdad, justicia, reparaciones y garantías de no repetición ante la violencia desatada en el país. Tampoco pueden ser activistas como los miembros de #seguridadsinguerra que han estado dando la batalla para impedir, por tres sexenios consecutivos, la militarización de la seguridad pública mientras presentan evidencias de las masacres cometidas en el país.

De ninguna manera pueden ser las y los defensores de derechos humanos ni las organizaciones de sociedad civil que han acompañado a las víctimas en su búsqueda de justicia, al tiempo que documentan masacres en todo el territorio nacional. Por cierto, un par de estos casos recientemente obtuvieron sentencia contra el Estado mexicano en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Dichas sentencias echan abajo a la Guardia Nacional como está actualmente concebida.

Si AMLO se refería a organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, que criticaron fuertemente la propuesta de la militarización, también se equivoca. Basta revisar los múltiples informes emitidos por estas organizaciones sobre masacres en México. El saco tampoco se lo pueden colocar la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ni la CNDH.

¿Será que se refería a la academia, columnistas o periodistas? Tampoco puede ser. Buena parte de lo que se sabe de las masacres del México contemporáneo se debe a la labor de éstos.

Entonces, ¿a quiénes se refería? No, AMLO miente. Quienes han callado son los gobiernos en los últimos doce años. Y con todo respeto, también ha callado Andrés Manuel mismo. Hasta ahora las miles y miles de víctimas no han estado presentes en sus discursos. Si no quiere seguir callando, debe hacerse cargo de garantizar la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Las múltiples masacres a las que hace referencia hoy permanecen impunes y la gran mayoría en la oscuridad.

Las declaraciones ambiguas solo polarizan. De nuevo, como él mismo dice, con todo respeto, debe ser más responsable de sus palabras y sobre todo de sus decisiones como jefe de gobierno y de Estado.

Jacobo Dayán

(Con información de aristeguinoticias)