¿Te sientes triste, tienes falta de interés o placer, hay sentimientos de culpa, falta de autoestima, sensación de fatiga física, incapacidad para concentrarte y trastornos del sueño y apetito? Probablemente tienes depresión que entre otros aspectos puede estar causada por la forma en cómo te alimentas.
Estudios realizados por nutriólogos indican que los alimentos que consumimos influyen notablemente en nuestro estado de ánimo, de tal manera que habrá algunos que nos ayuden a generar serotoninas, un neurotransmisor que proporciona bienestar, mientras que de otros se obtendrá adrenalina, es una hormona y neurotransmisor que nos mantendrá alertas.
Para evitar ese desánimo y los ataques de ansiedad debemos aportarle a nuestro sistema nervioso, una cantidad adecuada de glucosa, necesaria para que la serotonina funcione.
Por su parte los ácidos grasos Omega-3 también influyen en el estado de ánimo; su deficiencia está muy relacionada con la depresión, la incapacidad para enfrentar la presión y el estrés.
Así pues, para llevar una vida más saludable y lograr un equilibrio en nuestras emociones, es necesario hacer ejercicio, realizar actividades que nos hagan felices y evitar ciertos alimentos como los que a continuación te mencionamos.
Endulzantes artificiales: Uno de los componentes de este tipo de alimentos es el aspartame, el cual frena la producción de serotonina y dopamina,la carencia de estos químicos provocan ataques de ansiedad y depresión.
La ingesta excesiva de este tipo de endulzantes estimula el funcionamiento de las glándulas suprarrenales, las cuales están relacionadas con el estrés, motivo por el cual habría que controlar su consumo en situaciones agobiantes.
Azúcar refinado: su consumo aporta una fuerte dosis de energía inmediata para el cuerpo, provocando un debilitamiento de los mecanismos corporales que se encargan del control de la glucosa.
Cereales refinados y procesados: aumentan la sensación de estar tristes y apagados por la cantidad de azúcar que contienen.
Pan dulce y repostería industrial: su alto consumo puede desestabilizar el nivel de azúcar en sangre provocando ansiedad y cambios de humor.
Comida frita: las grasas saturadas ayudan a desarrollar conductas de tipo depresivo porque disminuyen la producción de serotonina.
Lácteos altos en grasa saturada: existe una relación directa entre el consumo de alimentos que contienen ácidos grasos insaturados y el desarrollo de la depresión. Y gran cantidad de ellos se encuentran en la leche.
Refrescos con gas: su consumo excesivo provoca depresión, aumentando la probabilidad en las variedades dietéticas o con sabor.
Bebidas energizantes: su ingesta logra estados de excitación más intensos; generan lucidez, aclaramiento mental, les interrumpe el sueño y ello les genera un estado hiperalerta, sin embargo, a largo plazo puede provocar un cuadro depresivo.
Alcohol: está considerado como un “depresor del sistema nervioso” y puede, por tanto, alterar negativamente el estado de ánimo, desencadenando un efecto rebote en las personas propensas a sufrir crisis de ansiedad.
Café, té: el extracto de la cafeína y la teína tienen “efectos estimulantes” que afectan al sistema nervioso y producen, por tanto, cambios en la química cerebral.
Guaraná o ginseng: sobre activan el organismo lo que puede derivar en ansiedad, nerviosismo o insomnio.
(Con información de vidaalterna)
