Los reportes de los últimos cuatro años ubican a Puebla, la capital del estado de Puebla, como la ciudad con más desapariciones en todo el país, por encima de Culiacán (Sinaloa), con 655 casos y de Ciudad Juárez (Chihuahua), con 497 casos.

La cantidad de personas reportadas ante el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) fue recogida por la asociación civil Data Cívica, que se abocó a reconstruir los nombres de cada una de ellas porque nadie sabe quiénes son, cómo son, o cuáles son sus historias.

“Un registro que incluye los nombres de quienes han desaparecido permite también darle seguimiento a casos particulares. Si una persona deja de estar en el Registro, debe haber claridad sobre por qué salió: ¿Encontraron a la persona? ¿La Federación atrajo su caso? ¿Existe acta de defunción? ¿La persona volvió a casa? La forma como está conformado el registro hasta ahora hace imposible responder estas pregunta”, indica la asociación sobre su labor.

De las 687 personas desaparecidas en este lapso de tiempo, 388 son mujeres. Y otras 287 personas no eran mayores de edad cuando se denunció su desaparición ante la Fiscalía de Puebla.

Fernanda Iraís Alonso Hernández con 20 años, el 1 de julio pasado su caso fue reportado a la Fiscalía General del Estado (FGE) con una sola seña particular: una cicatriz en el vientre por cesárea.

Seis días después, un hombre de 40 años de nombre Carlos Vargas Castillo también fue reportado como desaparecido por sus familiares. ¿Sus señas? Una cicatriz a un costado del lado derecho.

El de Carlos ha sido el último nombre integrado en una lista que sumó a 687 personas sin paradero en Puebla de 2013 a julio de 2017.