Friday 29 de March del 2024

Indigentes que cuidan e intercambian libros

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Lo que estamos buscando los Mensajeros Urbanos es, como dice nuestro slogan, llevar un “mensaje de conciencia para crear un mundo mejor”

Esta biblioteca es muy particular. Está abierta las 24 horas, construida con huacales y tablas, tiene una sala de lectura hecha con tarimas, está al aire libre y su regla principal es: “sólo si donas, puedes tomar (un libro)”.

La Biblioteca Urbana está ubicada en la avenida Juárez número 58, cerca de una librería Porrúa, y es una iniciativa del colectivo Mensajeros Urbanos.

Varias personas que pasan por esta transitada vialidad se detienen curiosas a observar la tabla pintada de azul y rosa con huacales. Algunos no sólo miran, sino que revisan los libros y los hojean.

“Parte de ese proyecto es fomentar la lectura, hacer que los libros sean accesibles. Porque a la mejor ya te compraste uno y no tienes para comprarte otro, lo intercambias y ya lees uno que no tenías”, dijo Roberto Elizarrarás, integrante de Mensajeros Urbanos.

En abril pasado este colectivo realizó el mismo proyecto en el mismo lugar, pero la biblioteca estaba armada únicamente con huacales.

Sin embargo, Roberto comentó que tuvieron un problema: detectaron a personas robando o vendiendo algunos libros. Por eso, esta ocasión propusieron como vigilantes a Javier y Ángel, dos jóvenes en situación de calle.

Ángel, de 23 años, está sentado en la sala de lectura leyendo “Con sed de sangre” de Rocío Vargas. Cada que alguien observa la Biblioteca Urbana lo invita a donar, intercambiar o sentarse a leer un libro.

Cuando alguien ha decidido donar un libro o intercambiarlo, debe escribir sobre la portada “Libro donado prohibida su venta”, para evitar que se cometa una venta ilegal.

“Esas son las reglas”, le repitió Ángel a una señora que insistía  en llevarse dos libros sin dejar otros a cambio. La mujer le prometió traerlos al día siguiente porque diariamente, aseguró, camina por avenida Juárez. El joven al final accedió a prestarle sólo uno, “sale, nos vemos mañana, madre”, se despidió Ángel.

Roberto contó que los integrantes del colectivo han conocido a muchas personas en situación de calle porque se han acercado al hacer sus actividades y hasta amigos se han hecho, como Ángel y Javier.

“Nosotros ganamos que alguien nos cuide los libros y ellos ganan que la gente les regale ropa, dinero o unas cobijas. Es un ganar-ganar”, comentó Roberto.

Antes de esta actividad, en el mismo lugar Mensajeros Urbanos colocó una tabla donde la gente podía donar alguna prenda para la gente sin hogar y para la temporada de frío. A la fecha siguen trayendo algunas prendas, como un joven que de su mochila sacó dos cobijas y se las obsequió a Ángel.

Jorge Carranza, un abogado que sólo pasaba por la Alameda, se detuvo a observar. Comentó que le parecía muy buena idea la biblioteca porque “la mayoría de la gente tiene libros y los tira. Enriquece a los negocios de metro Hidalgo, Tacuba y Donceles”, comentó.

Según el conteo de Ángel, el primer día de la Biblioteca Urbana se intercambiaron 10 libros y al día siguiente, sólo en la mañana, se había hecho el trueque de tres.

Un colectivo para cambiar el mundo

Con tantas “noticias malas”, en 2013, Jimmy y Elena decidieron poner en puentes peatonales letreros con mensajes positivos para que la gente fuera con buena vibra a su trabajo, contó Roberto Elizarrarás.

Una mala experiencia por un asalto que sufrió Jimmy hizo que estos dos jóvenes decidieran convertir esos mensajes positivos de letreros a videos. Tiempo después se les unió Roberto, y son ellos tres los que llevan el colectivo Mensajeros Urbanos. Aunque hay otras 15 personas que los ayudan.

Sus actividades son hacer colectas de dinero o ropa para gente en situación de calle o experimentos sociales en los cuales simulan una situación vulnerable y observan la reacción de la gente. Todo es grabado y subido a sus redes sociales.

“Lo que estamos buscando los Mensajeros Urbanos es, como dice nuestro slogan, llevar un ‘mensaje de conciencia para crear un mundo mejor’. Que a través de los videos y actividades logremos que cada día sea una mejor sociedad”, platicó Roberto.

Sin embargo, añadió  que “cada vez es más difícil hacer que un video tenga éxito, porque la gente ya tiene cierta expectativa de lo que hacemos y siempre estamos buscando la manera de que en la ciudad sean mejores, que sea más llegador”.

Por el momento sus actividades se han concentrado en la Ciudad de México, aunque en una ocasión viajaron a Pachuca a obsequiar ropa y cobijas y hace poco fueron a Acapulco a realizar un experimento social en el que tiraban basura.

Ellos dividen sus actividades diarias entre Mensajeros Urbanos. Jimmy es DJ, Elena estudia Comunicación y Roberto es fotógrafo y están muy orgullosos del colectivo y sorprendidos por las reacciones.

“Hemos hecho las cosas bien, hemos ido por el buen camino y siempre demostrando que sí se puede salir adelante. Si todos ponemos un granito de arena podemos ir para arriba”.

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